Las expectativas que generó el nombramiento de la ex Fiscala General Navas es de igual tamaño que su deshonrosa salida, dejando la reputación, credibilidad y confianza del Ministerio Público gravemente comprometida. Sus inhibitorias en casos de corrupción por su relación de pareja con un abogado defensor no es lo que el país ni el Poder Judicial necesita, se equivocó al afirmar que al país le servía que ella siguiera al frente del Ministerio Público.